jueves, 20 de noviembre de 2008

Un paso más.

Se me pasaba por alto decir que mis niños se criaban muy sanitos, es más no tuvieron ninguna enfermedad propia de niños, pero cuándo mi hijo pequeño tenia 7 u 8 meses una noche me despertó su llanto, tenía mucha fiebre yo lo cogí en mis brazos para acunarlo, cuando le dieron una combulsiones que yo creí que había sido una parálisis, no detallo más porque aún hoy día me estremezco de dolor, yo llamé a mi marido (entonces) y ni se dio la vuelta en la cama para ver que le pasaba a su hijo, argumento: que tenia que madrugar mucho y más o menos que yo me apañara, como digo, le abrace muy fuerte y a los pocos segundos que parecieron siglos el niñito ya estaba bien, a partir de ese momento cuando les miraba a los ojitos y les veía febriles me volvía loca porque seguía estando sola para solucionar mi angustia, ésto se repitió muchas veces y para colmo de males les pasaba a los dos, me dijeron los médicos que los cuadros convulsivos eran a causa de la fiebre, leí en libros de el porqué, me ilustré sobre la enfermedad y al final uno me dijo que era una defensa del cuerpo y que no pasaba nada, no obstante yo después les hacia electros de corazón y de la cabecita porque no me podía creer que no les dejara algo tan espantoso ninguna secuela, esto se repetía años tras año y a los dos niños, me acuerdo que yo no tenía carné de conducir y casualmente no tenía antitermicos en casa (ya era raro), le pedí a su padre que fuera a una farmacia de guardia y otra vez me decía que estaba muy cansado, me puse una bata, llovía torrencialmente salí a la calle como una loca, la farmacia de guardia más cercana estaba como a 7oo u 8oo metros de mi casa, crucé una avenida ancha corriendo, yo no veía nada, no sé si por las lágrimas que me caían pidiendo a Dios que mis niños estuvieran vivos cuando yo volviera del aguacero que caía en esos momentos, volví y afortunadamente mis hijos estaban en sus cunitas llorando pero VIVOS, en el colegio no conocían a su padre nunca iba a las reuniones de padres, solita otra vez, estaban ellos que me empujaban a la vez que se me olvidaba vivir un instante para mí. El estaba claro y así me lo hizo saber, no le gustaban sus hijos, pero con los niños de los demás amigos era hasta cariñoso. increíble..., así iban creciendo yo cada día me sentía amiga de mis hijos (GRAN ERROR), pero era muy joven y como dije antes iba creciendo a la par de ellos, eramos tres críos, con la salvedad de que yo era el padre y la madre que tenían que tener, compramos una Caravana que nos permitía viajar, sobre todo me aconsejó el médico que los niños respiraran aire puro para su dolencia, que no era otra cosa que amigdalas, pues bien, hacíamos viajes al Pirineo Catalán, al Aragonés y del mes que teníamos de vacaciones se hacían 15 días los otros 15 nos íbamos a Benidorm porque estaban papá y mamá...los suyos claro, y bueno a los niños les encantaba la playa y así quedaba el aire puro y el gasto de una caravana que solo valía hasta que él se cansaba pobrecito... había hecho un gran sacrificio comprandola. Entre tanto los niños tenían ya 6 y 7 añitos, os comente que él trabajaba en La Bolsa de Comercio, cuando mis niños se quedaban en el colegio, yo me iba al parque y me enredaba por allí, porque ese mundo me parecía fantástico, llegué a conocer al sindico de la bolsa, un señor, señor, a mí me quería mucho y me comentó que cuando yo criara a mis niños me llevaría de secretaria con él, era un cielo de hombre y creo que voy a dejar mi historia por hoy, porque no puedo resumir 38 años en unos días y luego me enredo mucho, prometo continuar porque para mi es una terapia plasmar aquí aunque sea atropelladamente mi vida en solitario...

1 comentarios:

Esmeraldas dijo...

Que historia tan triste y conmovedora, pero relatada de una manera que se ve el amor que sentias por esos pequeñines que son nuestra vida, te felicito un abrazo y espero seguirte leyendo