viernes, 14 de noviembre de 2008

Ya estoy aquí de nuevo amigos.


Me parece que me quedé en contaros lo de mi amorcito, bueno pues acabó, sé que él sufrió mucho, pero era lo más honesto que podía hacer, ahora con el paso del tiempo casi puedo asegurar que los noviazgos tempranos casi nunca acaban como debieran, en fin, me casé con el recomendado de mi hermano, por esa época y muchos años más siempre dirigió mi vida, solo tenía que decir algo y su hermana obedecía como una mansa, él ha sido quién ha destrozado todo lo que yo más quería, me refiero a mi hermano, pero luego te diré porqué. Me casé, tuve dos hijos varones a los que dediqué mi amor, mi juventud y mi vida entera a adorarlos y a hacer de ellos todo lo que mis padres hicieron conmigo, yo dejé de trabajar para cuidarles, para crecer con ellos, digo ésto porque yo tenía 20 años, también os diré que estaba muy bien considerada en mi trabajo en IBM como programadora , perforista, verificadora, entonces no era carrera, años después me la convalidaron, aunque cuando quise volver ya nada era igual, los ordenadores que antes ocupaban una habitación después eran de bolsillo, bien, como os decía me casé con un inmaduro, niño de papá y mamá que nunca se sintió padre, no los quería, solo le gustaba jugar la vida, él trabajaba en la Bolsa de Comercio, en la oficina de un Agente, le encantaba patinar, esquiar, viajar, jugaba a hacer maquetas de aeromodelismo, coleccionaba motos que luego se hacían viejas en la calle abandonadas, os cuento todo ésto y tiene su importancia, porque a la hora de comprar ropita para los niños nunca había suficiente y los colegios que yo elegía eran carísimos según él, o sea que solo había presupuesto para sus caprichos sin importar más, así vinieron las peleas, tengo que decir que yo me guardé mucho de que mis hijos presenciaran ninguna, luego ésto mismo me pasó factura, porque ya me encargué yo de tapar todo lo malo de su padre para que se criaran sin ningún tipo de trauma que hicieran odiar a su padre. Mi vida con él después de un año aproximadamente era desastrosa, yo esperaba a mi segundo hijo, se llevan muy poquitos meses, yo sabía que no podría vivir toda la vida con él como prometí cuando me casé, hasta que la muerte os separe, entonces pensaba que sería todo más fácil si yo moría, a los 27 años me operaron de unos tumores debajo de la axila y casi me alegré pensando en que había llegado mi hora, pero resultó que no, eran benignos y respirando hondo me propuse con más fuerzas que nunca luchar por mis niños, así pasaron diez tortuosos años en los que hubo de todo, desde una bofetada que me reventó el tímpano, hasta malos tratos psicológicos, yo era la idiota que se tenía que callar cuando los hombres hablaban, o la fulana que se acostaba con todos los hombres del barrio, me sentía tan mal que mi vida, solo la enderezaban mis niños que siempre me hacían sonreír, gritar de alegría, cantar saltar, hice un mundo mágico en el que sólo estábamos los tres, mi madre me ayudaba muchísimo, también contaba en mi vida todo hay que decirlo, por el contrario mi suegra a la que yo quería querer como a una madre puso una muralla entre las dos importantísima (todavía no sé el porqué) pero tampoco me importó mucho, me hice a la idea y punto. No sé si me estoy enredando mucho pero me brotan los recuerdos con más rapidez que mi escritura, yo con 24 o 27 años era preciosa, todos los amigos de mi marido me miraban muy bien, me había hecho mujer y aún seguía siendo niña porque mi vida se cernía alrededor de mis niños y su mundo, cuándo fueron al colegio recuerdo la primera mañana que se llevó el autocar al mayor y me quedé con el pequeño en la calle, creí que lloraría, pero que va! con una sonrisa de ángel nos dijo adiós a su hermano y a mi, me quedé como si mi corazón se fuera con él, le añoré tanto el primero día que cuando volvió del cole me lo comí a besos,creo que le hice hasta daño, le compré un cochecito en una tienda de barrio y eso ya fue para siempre. Todos los días esperaba su regalo de bienvenida, al año siguiente empezó su vida escolar Alejandro y ahí sí que ya me quise morir, cuántas horas sin ellos, no podía ser, yo en esa época no tenía carné de conducir y muchos días me iba a Pozuelo al Liceo Sorolla a verles escondida en los recreos y luego volvía a casa otra vez en un autocar, luego en metro, pero me hacía una ilusión ver a mis niños jugar desenvolverse con sus amiguitos de maravilla, se estaban haciendo grandes muy deprisa, esa era mi felicidad porque al llegar a casa otra vez la amargura de mi soledad ya se empezaba a fraguar en mi, con mi marido no había casi nada, solo cuando él quería sin preguntar, eso si con la palabra mágica...¿te ha gustado? LA ODIO. yo no contaba para nada, bueno para casi nada, porque al señor cuando le apetecía me traía amigos y AMIGAS a casa a cena o a comer, incluso venía con su amiga especial a ver los partidos y yo era la que hacia la tortillas de patata más ricas del mundo, claro hasta que me cansé y puse mi condición, no volvería a cocinar para nadie me había cansado ya, no podría contaros las humillaciones, aberraciones y malos tratos que aguanté por mis niños así hasta diez años.
Continuaré..

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gostiei muito del texto. Parabéns.

Cumprimentos e saudações,

Carlos Alberto
http://umbreveolhar.blogs.sapo.pt

Maribel dijo...

Aunque no entiendo apenas tu idioma Carlos Alberto, gracias por tu visita.
Saludos.

Esmeraldas dijo...

Sigo aqui leyendote, que mujer mas valiente fuiste al poner un hasta aqui, no importa cuantos años pasaste de sufrimiento lo importante fue decir hasta aqui, te felicito y que Dios te bendiga.